Este fin de semana, a pesar de tener que currar el sábado, me lo he pasado en grande. Por fin me ha llegado el monopatín eléctrico todoterreno de 800W.
Por la mañana lo probé en hierba mojada para ver que tal agarraba en ese tipo de terreno. Al principio derrapaba por culpa mía, le daba a tope. En el segundo intento le cogí el tranquillo, la salida hay que hacerla más suave. Al lado estaban jugando al fútbol, eso creo, porque no me quitaban ojo. Me propusieron hacer de linier y recoge balones, ¡que tíos!. Igual al próximo día me entretengo en ello, pero mis intenciones eran otras.
Después de marearles durante el primer tiempo me di un rule por los caminos cercanos y ver su comportamiento. Pasada la prueba por los caminos opté por la carretera. Como el monopatín respondía bien, y no me conformo, me acerqué hasta el pueblo y le di caña en una pendiente pronunciada. En esta circunstancia me sorprendió como subía por el asfalto del pueblo. Con deciros que le quemé los fusibles os lo cuento todo.
Se los cambié y continué de vuelta al campo de fútbol donde algunos valientes lo probaron con gran satisfacción. Como aún quedaba algo de carga me fui a probar al skatepark. Tooooda la peña flipando con el eléctrico. Hasta los abuelos me preguntaban.
Carlos y su hijo Sergio se animaron a darle un rato, hasta que agotaron las baterías. Sus caras lo dicen todo.
Gracias por compartir estos momentos conmigo y mis juguetes. ¡Hasta la próxima!
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